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No hay nadie más ignorante e inútil que aquel, que de rodillas y con los ojos cerrados busca una respuesta.


PARA SU INFORMACIÓN: Los ateos no creemos en ninguno de los 2.700 dioses que ha inventado la humanidad, ni tampoco en el diablo, karma, aura, espíritus, alma, fantasmas, apariciones, Espíritu Santo, infierno, cielo, purgatorio, la virgen María, unicornios, duendes, hadas, brujas, vudú, horóscopos, cartomancia, quiromancia, numerología, ni ninguna otra absurdez inventada por ignorantes supersticiosos que no tenga sustento lógico, demostrable, científico ni coherente.

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23 de noviembre de 2016

¡Demostrado! En España vivimos en la Edad Media



No deberíamos dejarnos engañar por la supuesta modernidad de vivir en un mundo repleto de adelantos tecnológicos y avances científicos, puesto que en España al menos poco o nada ha cambiado desde la más que oscura Edad Media.

Porque sólo así se puede entender que en pleno siglo XXI un individuo cuyo único mérito ha sido el ser miembro de esa larga y tan peculiar dinastía de borbones, la mayoría de cuyos integrantes ha demostrado hasta la saciedad ser bastante cortos de mente (cuando no directamente débiles mentales) se permita acudir al conclave de los obispos españoles, esos mismos curiosos personajes que se visten diariamente como si acudieran a la fiesta del orgullo gay, y que dicen hablar con la paloma fornicadora, extraño engendro a la vez padre y hermana de un judío milagrero que estaba más loco que cuerdo (y que en una sociedad mínimamente avanzada hubiera sido carne de psiquiatra). 

Y lo peor de todo es que nuestra testa coronada afirme sin pudor, rubor o vergüenza y sin ni siquiera el mínimo atisbo de sorna o risa que

“En este inicio del tiempo litúrgico del Adviento, permítanme que les invite a una buena preparación para la llegada de la Navidad”

Y por supuesto que nuestro soberano medieval no se refiere a que quizás debamos ir ensanchando nuestros pantalones en vista a las pantagruélicas comidas, cenas y demás saros navideños que con toda seguridad ensancharán nuestras cinturas y pondrán a prueba nuestros hígados por el más que excesivo consumo de bebidas alcohólicas tan habitual en estas fechas, sino que habla de ese tiempo de Adviento en donde los (más que escasos) fieles cristianos verdaderos que quedan (más o menos un número similar al de osos pandas existentes en China) dedica su tiempo a la oración y a la introspección en espera vigilante de la llegada de ese supuesto mesías al que luego durante el resto del año no hacen ni maldito caso.

Y encima nuestro más que papanatas rey católico se permite la indecencia de agradecer a la iglesia

“el impacto de su actividad caritativa y social”

cuando por todos es conocido que de los más de 10.000 millones de euros que el estado español regala del dinero de todos los contribuyentes a esa más que archimillonaria secta únicamente una ínfima parte se dedica a labores sociales.

Quizás nuestro piadoso soberano debería pensar (si es que la mezcla consanguínea de enlaces entre primos que lleva ocurriendo en su familia desde hace siglos y la estulticia católica se lo permitieran) si no sería más efectivo y rentable dedicar esos mismos 10.000 millones de euros a justicia social contratando directamente por parte del propio estado a asistentes sociales, enfermeros, creando comedores públicos o dando ayudas económicas a las familias necesitadas para que los más desfavorecidos tuvieran cubiertas sus necesidades básicas sin tener que arrodillarse ante esos cristos sanguinolentos que presiden esas miles de iglesias llenas a rebosar de oro, joyas y sedas y que nos mantienen en la más oscura Edad Media intelectual.

2 comentarios:

  1. Así de claro verdadero y oportuno.
    Gracias por estár recordando lo obvio,Gacias!!!

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  2. Hay en España algo mucho peor que la Iglesia y la Casa Real: se trata de Telecinco.

    Me remito a este artículo:

    http://www.eldiario.es/zonacritica/crimenes-escondian-ojos_6_583451650.html

    en el que se critica una nueva serie de Telecinco basada en la vida de Ramón Serrano Suñer, que fue el mayor carnicero del franquismo, pero que en la serie tratan como a un niño bueno que ligaba mucho.

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