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12 de noviembre de 2011

Lo que faltaba, el Vaticano dirigiendo la investigación científica


No sé que es peor, si los fundamentalistas religiosos atacando directamente la ciencia e intentando destruirla o la postura de los religiosos moderados que quieren canalizar y definir lo que la ciencia debe hacer o dejar de hacer. En este último punto está siempre el catolicismo con el Vaticano a la cabeza. No se enfrentan directamente a la ciencia pues no son tan fanáticos y cerriles para ello, pero sin embargo intentan amoldar la ciencia  al absurdo libro revelado por un dios ignorante a un judío analfabeto de hace dos milenios. Así la iglesia católica ha reunido en el sínodo vaticano a 350 científicos, políticos y religiosos para debatir sobre los logros y límites de las células madre para la curación de enfermedades. Por supuesto intentan imponer su visión analfabeta y retrógrada de que las células embrionarias son pecado y solo se debe investigar en las células madre adultas.  Ya comenté en una entrada anterior el nulo aporte científico de esta aproximación y los datos cada vez más importantes que indican que esta aproximación no va a tener futuro ni validez científica. Pero con su habitual habilidad han reunido a científicos prostituidos junto con dogmáticos como el secretario de Salud del antiguo presidente norteamericano George W. Bush, el católico Tommy Thompson, que ha pontificado como sólo un creyente ignorante y prepotente puede hablar "Simplemente no creo que el hombre pueda diseñar algo superior a lo que el buen Dios nos ha dado: nuestro cuerpo. Por eso me encanta esta ciencia y esta conferencia, se centra en las células madre adultas". Como siempre, un individuo sin curiosidad, ni inteligencia hace de su ignorancia una cosa positiva y achaca esta misma prepotente ignorancia a un supuesto dios. Él y los de su estirpe saben fehacientemente lo que piensa su omnisciente dios y así dedican toda su vida a indicarnos el camino de lo bueno, lo moral y lo correcto. También el presidente de la Academia para la Vida, el obispo Carrasco de Paula, ha asegurado con la siempre presente doble moral de la iglesia católica: "La Iglesia no está contra la ciencia ni condena el trabajo del hombre con la naturaleza, salvo que no sea compatible con los propósitos éticos dirigidos al bien común". ¿Y quién sabe cuál es el propósito ético compatible con el bien común? Pues sólo los verdaderos iluminados católicos. El resto de humanidad somos unos impíos ignorantes que debemos dar gracias por tener a estos esforzados y piadosos santos capaces de conducirnos por la senda correcta. Otro conferenciante el reverendo Tomasz Trafny que es jefe del departamento de Ciencia y Fe del Consejo Pontificio para la Cultura (vean como manipulan y retuercen el significado de las palabras los católicos. Ciencia y fe son dos conceptos tan antagónicos que sólo un manipulador tan experimentado como el Vaticano se atreve a mezclarlos) reiteró que "no hay razones para sacrificar vidas humanas, cuando hay tecnologías que hacen lo mismo sin dañar a nadie y sin provocar ninguna dificultad moral". Estimado ignorante, unas decenas o centenas de células indiferenciadas no son un ser humano. Nadie en su sano juicio, salvo los fanáticos religiosos, considera que comerse una castaña (que tiene todo el potencial de convertirse en un magnífico árbol décadas después) es lo mismo que talar un castaño centenario. Y así con estas estratagemas, el Vaticano intenta dirigir y conducir la investigación científica por los caminos que permite su estrecho, inculto y dogmático libro sagrado.


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